Subir corriendo por anhelos,
trepar hasta las golondrinas,
hacia los confines del oxígeno
y los senderos que hacen tristes las ausencias.
Huir del frío de la tierra
a regiones entreabiertas
donde fragua la emoción como la espada.
Percibir silencios y sus olores,
donde nacen y se despliegan,
donde el aire se abre.
Subir de un pensamiento
donde nace la furia, la pura sangre,
donde aprietan los labios
hasta hacerse herida y sangrar besos.
Subir al vientre donde engendran estrofas,
donde nacen versos sin comas.
Subir, subir a tientas, a zarpazos.
Subir creciendo al cielo
que aguarda y nos precisa vivos,
que nos desea despiertos.
martes, 28 de julio de 2009
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Me ha gustado mucho Carlos.
ResponderEliminarMe alegra haberte re-encontrado.
Un abrazo.
¡El oxígeno es tan bello!
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